triángulo de la oratoria

Las claves de comunicación que inspiraron mi «Triángulo de la Oratoria»

Como mentora, mi misión siempre ha sido transformar el miedo escénico en una oportunidad para brillar. A lo largo de mi trayectoria, he aprendido que comunicar es mucho más que emitir palabras: es depositar una parte de nosotros mismos en los demás, un acto de entrega que conecta con el alma de quien nos escucha.

Este es el primero de una serie de artículos en los que compartiré los referentes comunicativos que han moldeado mi visión y me inspiraron a desarrollar mi propio método. Porque en el viaje de aprender, evolucionar y crecer, es fundamental rodearnos de mentores que nos inspiren y que hayan recorrido el camino que nosotros queremos transitar.

Recuerdo con especial claridad una inspiradora conferencia de Mónica Pérez de las Heras titulada «Comunicación Inteligente», cuyas ideas resonaron profundamente en mí y se convirtieron en la chispa que encendió la creación de mi propio método: El Triángulo de la Oratoria.

Mónica enfatiza algo fundamental que muchos comunicadores pasan por alto durante sus ponencias: «no presentamos un PowerPoint, presentamos con nuestro PowerPoint». Esta simple frase resume la esencia de la oratoria efectiva: los materiales de nuestra presentación (diapositivas, videos, imágenes) son una extensión de nosotros, no un sustituto. Para mí, la oratoria es el arte de contar historias sabiendo que cada persona en la audiencia creará su propia versión de esa historia en su mente.

Pilares para una oratoria impecable

La conferencia desglosa las herramientas esenciales para hablar en público, que se alinean perfectamente con los vértices de mi Triángulo de la Oratoria.

Primero, la Inteligencia Emocional. Es la base, la capacidad de gestionar nuestros nervios, el miedo o incluso el pánico que nos puede paralizar. Cuanto más desarrollada esté nuestra serenidad, mejor fluiremos. Esta gestión interna es crucial para la autenticidad.

Luego, la Programación Neurolingüística (PNL) nos revela que existen personas visuales, auditivas y kinestésicas. Comprender esto nos permite adaptar nuestro mensaje para conectar con cada tipo de oyente, enriqueciendo la experiencia comunicativa.

Finalmente, lo que ella considera las Claves de la Oratoria: naturalidad, humildad y hablar desde el corazón. Estos son los ingredientes secretos que transforman un discurso en una conversación significativa, un principio que defiendo con fervor.

Mi «Triángulo de la Oratoria»

Todo esto me llevó a formular mi propio enfoque basado en mi formación académica y la experiencia adquirida durante mis años en televisión. El Triángulo de la Oratoria es una propuesta para encontrar la coherencia en nuestra comunicación, y tiene mucho que ver con la alineación de tres lenguajes fundamentales:

  1. Lenguaje No Verbal: Es la clave de la credibilidad. Somos transparentes con nuestro cuerpo: intentar mentir a tu madre con tu lenguaje corporal es casi imposible. Tu postura, tus gestos, tu mirada… deben ser congruentes con lo que dices.
  2. Lenguaje Paraverbal: Tu voz. Es una herramienta poderosa que hay que saber aprovechar al máximo y eso se consigue a través de la práctica. Respiración, entonación, dicción, velocidad… dominar estos elementos es esencial para cautivar a tu audiencia.
  3. Lenguaje Verbal: Las palabras. Elegir el vocabulario adecuado para comunicar tu mensaje con precisión y coherencia es vital.

Estos tres elementos son la esencia de lo que enseño en mi libro y curso online «Transmite tus ideas con seguridad y confianza», donde profundizo en cada uno de estos pilares para ayudarte a sacarles el máximo partido.

Domina el arte de hablar en público

Para finalizar, Mónica nos deja acertados consejos con los que me identifico completamente. Si hablas sobre algo que te gusta o te emociona, y estás bien preparado, todo fluye. Réstale importancia al miedo, recuerda que estás dando lo mejor de ti.

A menudo, un sentido del ridículo infundado nos paraliza. Admiramos a quienes se atreven a chapurrear un idioma extranjero, ¿por qué no con nuestra propia voz? No se trata de ser perfecto, sino de hacerlo lo mejor posible; cada vez serás mejor. Sincronízate con el feedback de tu público, percibe si te escuchan.

Y, por encima de todo: practica, practica, practica. Ensayar es la clave del éxito. Un minuto de ponencia puede llevar una hora de preparación. Nunca olvides tu objetivo final: fluir para que el MENSAJE llegue.

Estas son algunas de las enseñanzas sobre las que he construido mi método, el Triángulo de la Oratoria, diseñado para ayudarte a comunicar con autenticidad, impacto y, sobre todo, con la confianza que te mereces. Si sientes que ha llegado el momento de liberar tu voz y comunicar con total seguridad y confianza, estaré encantada de acompañarte en el camino.

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