20 años de historia: el sueño cumplido, las lecciones del camino y el impulso hacia un nuevo capítulo

Este mes de junio está siendo muy diferente para mí. No solo porque el calor aprieta en Andalucía, sino porque se cumple una efeméride personal que me ha invitado a parar, respirar y mirar atrás con una perspectiva más profunda de lo habitual. A punto de cumplir dos décadas desde que aquella joven Ana, nacida en una pequeña pedanía de Martos, con la maleta cargada de sueños y el apoyo de su modesta familia, cruzara por primera vez la puerta de una redacción de televisión, miro atrás con el corazón lleno de gratitud y una profunda reflexión. Era un 3 de julio de hace 20 años y lo que empezó en la añorada Onda Jaén se convirtió en un viaje profesional que superó cualquier expectativa. Aquel sueño infantil de contar historias y estar al otro lado de la pantalla se hizo realidad.

Durante 19 años, he tenido el privilegio de vivir por y para la profesión que he amado intensamente desde muy niña. Primero, en mis inicios en mi ciudad, Jaén, en la ya extinguida Onda Jaén RTV, unos años que recuerdo con muchísimo cariño y de los que conservo grandes amistades y aprendizajes. Después, una etapa inolvidable en Aragón TV, que me aportó nuevas perspectivas, una gran familia y experiencias imborrables. Y durante los últimos 15 años, en el corazón de ‘Andalucía Directo’ como reportera para Canal Sur TV en Málaga (aunque mis comienzos en el programa fueron como reportera en Jaén), he sido testigo y narradora de miles de historias. Poniéndome cada día delante de una cámara, he compartido vuestras alegrías, vuestras preocupaciones y vuestras realidades, estableciendo una conexión única que atesoro profundamente. Y, más allá de mi labor en televisión, también he tenido la oportunidad de ser maestra de ceremonias en numerosos eventos institucionales y corporativos.

Apenas he estado tres meses desempleada en toda esta trayectoria, un tiempo que aproveché para colaborar con un gran compañero operador de cámara freelance que me enseñó otra forma, distinta y valiosa, de afrontar la profesión. Y es que la experiencia es un grado, pero en esto del reporterismo no sabes a qué te enfrentas hasta que llega el momento. Cada día es una nueva e inesperada aventura, una lección que me ha mantenido conectada con la misma emoción de aquellos primeros días como becaria en la redacción.

Puedo presumir de haber conseguido mi sueño y de haber sido muy feliz en el ámbito laboral, pero, como en todo, también ha habido momentos menos buenos. Ha habido días de lágrimas, de desengaños, de frustración, de hartazgo y hasta de querer tirar la toalla. Ha habido situaciones sin sentido, compañeros tóxicos y jefes crueles hasta decir basta. Sin embargo, una fuerza interior me ha obligado siempre a seguir adelante, incluso en los momentos más duros. Esa fuerza, junto a los grandes colegas de profesión y líderes que también he encontrado en las redacciones, ahora amigos, han sido mis pilares fundamentales. He trabajado más horas de las que debería, me he agobiado y estresado más de lo que me gustaría, he tenido que renunciar a vacaciones y planes que nunca volverán… y, sin embargo, los he disfrutado al máximo. Por supuesto que hay cosas que hubiera cambiado, pero sigo pensando que es la profesión más bonita del mundo.

Ahora, he decidido poner un punto y aparte en esta maravillosa etapa para abrir un nuevo capítulo. Así lo contaba hace unas semanas en mis redes sociales:


… Mi fascinación por la comunicación me ha llevado a dar un paso valiente, emprendiendo en el sector que me tiene cautivada: la oratoria. Mi lema es: «Transforma tu comunicación y transformarás tu vida». Mi propósito: acompañar a líderes, altos cargos y profesionales de todos los ámbitos a maximizar su potencial al hablar en público, guiándolos para que puedan comunicar como los auténticos líderes que son. La televisión me ha brindado un aprendizaje constante y profundo, moldeando no solo mi carrera sino también mi forma de ver la vida.

Pero hoy, quiero honrar mi trayectoria televisiva. Aquí os comparto algunas de las lecciones más valiosas que llevo conmigo y que ahora aplico en mi nuevo proyecto.

Lecciones invaluables de una vida en la televisión

  • La Humildad, el mejor guion: En la calle, entre la gente, es donde reside la verdadera esencia de la vida. Cada día, cada entrevista, cada situación inesperada me enseñó que la autenticidad y la cercanía son la clave. No importa la cámara, el micrófono o el foco; la verdadera conexión se establece desde la humildad, escuchando activamente y aprendiendo de cada historia. Es un recordatorio constante de que siempre hay algo nuevo por descubrir y que la sabiduría está en los detalles más sencillos del día a día.
  • Persistencia y Confianza son el camino: Desde conseguir esa entrevista que parecía inalcanzable hasta ser elegida en un casting entre decenas de profesionales. La trayectoria en televisión es una carrera de fondo donde la perseverancia, la confianza en uno mismo y una buena dosis de audacia son vitales. Aprendí que los sueños no son meras aspiraciones, sino metas que se alcanzan con trabajo, dedicación y la convicción de que los límites solo existen si les otorgamos el poder. Hay quienes, incluso a día de hoy, consideran que «he tenido mucha suerte». Entonces respiro, sonrío y, mientras mi boca dice «sí, es verdad», mi cabeza piensa «un carajo, si estoy aquí es porque nadie se lo ha currado tanto como yo». Es la prueba viviente de que los sueños se cumplen si los trabajas con alma y determinación.
  • La Vida es maravillosa y frenética… hay que contarla: Si la televisión no existiera, ¡habría que inventarla! Los programas de actualidad como los que he tenido el honor de formar parte son una ventana a la realidad, un altavoz para las voces que a menudo no se escuchan. He conocido a tantos héroes anónimos, personas con historias increíbles de superación, solidaridad o ingenio que nos conmueven y nos inspiran, que solo puedo dar las gracias por tanta generosidad. Poder dar visibilidad a estas vidas humanas que nos llegan al corazón ha sido, sin duda, uno de los mayores regalos de mi profesión.

Un mensaje para las nuevas generaciones (y para todos)

Durante unos años, también tuve la oportunidad de conocer a futuros reporteros con mi proyecto ‘Ser Parlante’, estudiantes de Periodismo a punto de graduarse con las mismas preocupaciones que yo tuve en mis últimos meses de estudiante. ¿Conseguiré de verdad el trabajo de mis sueños? ¿Por dónde empiezo? ¿De verdad valgo para esto? Estas palabras son para vosotros, y para cualquiera que esté buscando su camino en los medios:

  1. Si has llegado hasta aquí, la respuesta es SÍ. Ya eres reportero/a, comunicador/a, profesional. Solo es cuestión de tiempo y actitud que encuentres el sitio idóneo para empezar a demostrártelo.
  2. No dejes que nadie te diga lo que puedes llegar a ser. Habrá personas, algunas incluso muy cercanas, que no creerán en tu capacidad para alcanzar tus metas. NO las escuches, aunque duela. Rodéate de quien te aporte energía positiva y, ante todo, cree firmemente en ti. Tu intuición es más sabia de lo que crees.
  3. Acepta el ‘NO’ como una oportunidad para seguir creciendo. En este trabajo, y en la vida, hay que saber perder. No ser seleccionado para un determinado puesto en un momento dado puede suponer, a la larga, lo mejor que te pudo pasar. A mí me ha pasado en varias ocasiones, y cada «no» abrió una puerta a algo mejor.
  4. Disfruta el momento, todos los momentos. Si eres becario/a, aprovéchalo al máximo, absorbe cada conocimiento. Si tienes una gran responsabilidad que no sabes cómo afrontar, supérate a ti mismo, verás de lo que eres capaz. Si sientes que trabajas demasiado, piensa en los compañeros que se cambiarían por ti sin pensarlo. Y si estás en un momento de incertidumbre o en paro, mueve el culo y arriésgate. La vida es ahora.

Céntrate en tu sueño y dirígete firme hacia él, escucha a los demás pero sin dejar que nadie te aleje del camino. Tu actitud es decisiva.

Siempre estaré inmensamente agradecida a todo lo aprendido en estos 20 años. Cada experiencia, cada persona que conocí, cada historia que tuve el honor de contar, me ha ayudado a forjar la profesional y la persona que soy hoy. Esta trayectoria me ha preparado, como ninguna otra cosa, para mi siguiente gran aventura: acompañar a líderes y profesionales a transformar su comunicación y, con ello, sus vidas, sacando a la luz ese comunicador auténtico que llevan dentro. Mi método, basado en las técnicas televisivas que he usado a diario, es un programa de entrenamiento individual y personalizado, directo al grano, que te ayudará a lograr una verdadera transformación. Espero que dentro de unos años, tú también puedas decir que nadie se lo ha currado tanto como tú.

Gracias por ser parte de mi historia y por leer esta reflexión. Ahora es el momento de seguir creciendo, de seguir soñando… ¡y de ayudarte a que tus palabras impacten como nunca antes!

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