El 29 de enero me senté con Sergio y Víctor en el podcast Emprendimiento Sin Atajos de MentWin y, desde el “buenas”, la charla fluyó sin esfuerzo.

«Siin atajos” con los gemelos de Mentwin: técnicas de comunicación

El 29 de enero me senté con Sergio y Víctor en el podcast Emprendimiento Sin Atajos de MentWin y, desde el “buenas”, la charla fluyó sin esfuerzo. Les hablé de mis primeros días en Andalucía Directo y de cómo descubrí que comunicar no es soltar un discursito: es entender qué necesita quien te escucha, encontrar esa chispa que conecte y usar un lenguaje sencillo que no dé pereza.

Conocí a Sergio y Víctor hace unos años y congeniamos al instante, desde entonces hemos colaborado en varios proyectos. Su creatividad y experiencia en el mundo del emprendimiento, les ha llevado a convertirse en mentores de emprendedores y empresarios. Su programa de acompañamiento es profundamente inspirador, así que te animo a que les sigas y no los pierdas de vista. Sígueles también en su podcast, no te arrepentirás.

Por supuesto, confesé mis primeros bloqueos: aquel día a los 12 años en que el micrófono se volvió un ladrillo y las palabras se esfumaron. Pero también conté cómo, con ensayos frente al espejo, grabaciones y un puñado de técnicas de respiración y pausas, logré transformar esa ansiedad en la energía que hoy me impulsa cada vez que hablo en público.

Después profundizamos en el poder de las historias: “problema–solución–beneficio” es la receta, pero lo que realmente engancha es cuándo compartes una experiencia auténtica, algo que a mí me ha servido para persuadir sin sentirme un manipulador. Y sí, la visualización jugó un papel crucial: cada mañana me dedico un par de minutos a imaginar la sala, el tono de voz, la reacción de la audiencia… Ese entrenamiento mental me hace entrar en escenario con la seguridad de quien ya ganó.

Para rematar, hablamos del síndrome del impostor—esa vocecita que te susurra “¿y si no vales?”— y de la importancia de rodearse de personas que te impulsen y, sobre todo, de no quedarte de brazos cruzados. Porque al final, comunicar con confianza y visualizar el éxito no es un truco de magia: es práctica, dedicación y creer que tu voz merece ser escuchada.

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