Durante dos décadas frente a las cámaras y en los escenarios, he aprendido que la seguridad no se improvisa. Se construye. Y muchas veces, empieza en nuestro propio cuerpo. En oratoria, lo que proyectas no depende solo de lo que dices, sino de cómo lo sostienes. Por eso hoy quiero hablarte de las posturas de poder, una herramienta que transforma tu comunicación desde dentro.

La psicóloga Amy Cuddy lo demostró con evidencia científica: adoptar posturas expansivas durante solo dos minutos puede cambiar tu estado emocional.
No es solo que parezcas más segura, es que te sientes más segura. Y cuando lo sientes, lo transmites.
Te recomiendo que veas su charla TEDx, es una auténtica joya: https://www.youtube.com/watch?v=Ks-_Mh1QhMc
Su investigación reveló que el cuerpo influye directamente en la mente. Una postura abierta y firme eleva la testosterona (confianza) y reduce el cortisol (estrés). Es decir, tu cuerpo puede ayudarte a creer en ti mismo. Y esa creencia es el primer paso para que los demás también lo hagan.
Este principio lo aplico en mi curso online y lo desarrollo en profundidad en mi libro Transmite tus ideas con seguridad y confianza. Porque no basta con saberlo: hay que practicarlo, integrarlo y vivirlo.
Pero, ¿qué es una postura de poder?
Es una postura que transmite apertura, firmeza y presencia. Pero no se trata de aparentar. Se trata de alinear lo que sientes con lo que proyectas. Una de las claves de mi método es precisamente guiarte a construir tu propia postura de seguridad. Algunas claves:
- Pies firmes, abiertos a la altura de los hombros.
- Columna recta, hombros relajados.
- Brazos sueltos, manos visibles.
- Mirada presente, sin evasión.
Esta postura no solo le dice a tu audiencia: “Estoy aquí y confío en mi mensaje”. También te lo dice a ti. Y cuando tú crees en tu propio potencial, tu voz cambia, tu energía se eleva, tu presencia se expande.
Aquí está la clave: no puedes transmitir seguridad si no la sientes. Puedes memorizar tu discurso, ensayar tus gestos, controlar tu voz… pero si tu cuerpo está cerrado, tenso o encogido, el mensaje pierde fuerza.
Las posturas de poder te ayudan a reconectar con tu centro. Respiras mejor, oxigenas tu cuerpo, regulas tu sistema nervioso. Y desde ahí, desde esa calma corporal, surge una comunicación auténtica, sólida y coherente.
En todas mis formaciones, hay un momento clave: la pose de la Mujer Maravilla. Pies firmes, manos en la cintura, pecho abierto, mirada al frente. Es una postura icónica, expansiva, poderosa. Y funciona. No solo porque proyecta seguridad, sino porque la genera. Es el primer paso para que cada persona construya, a partir de ahí, su propia postura de poder, aquella que le conecte con su fuerza interior y le permita comunicar desde la confianza, no desde el miedo.

Desde nuestra propia postura de poder, tomamos conciencia del lenguaje corporal: la posición del cuerpo, las manos y la mirada deben ayudarnos a reflejar lo que queremos comunicar. Al alinear estos elementos con nuestra intención, lograremos transmitir confianza desde lo físico.
Las manos y la mirada que acompañan
Tus manos también hablan. Y cuando tú estás en calma, ellas saben qué decir y cómo moverse. Evita esconderlas o aferrarte a objetos. Usa gestos naturales, abiertos, que acompañen tu discurso. Imagina que estás sosteniendo una “caja invisible” frente a ti a la altura de tu ombligo: tus manos pueden salir de ella para enfatizar, pero vuelven a su centro la mayor parte del tiempo.
Tu mirada es el puente entre tú y tu audiencia, este es un tema que abordo con más profundidad en mi libro. Si te cuesta mirar al público, usa la técnica de la “mirada Obama”: recorre la sala con la vista, sin fijarte demasiado en nadie. Lo importante es que tu mirada esté presente, abierta, sin evasión. Y es que cuando tú crees en ti, tu mirada lo confirma.
En definitiva, este es un recordatorio para que uses tu cuerpo como un auténtico aliado. Las posturas de poder no son una pose, son una herramienta para sentir seguridad y transmitir nuestras ideas con autenticidad. Cuando las pones en práctica, no solo mejoras tu comunicación: transformas tu estado emocional, tu energía y tu impacto. ¿Te atreves a probarlo? Recuerda que estoy aquí para ayudarte a que te descubras y compartas con el mundo todo tu potencial.