Se cumple un año desde que mi libro Transmite tus ideas con seguridad y confianza salió al mundo. Un año ya desde que aquel sueño, que durante tanto tiempo me pareció imposible, se convirtió en realidad. Y al mirar atrás, siento que no solo he publicado un libro: he vivido un viaje que me ha transformado profundamente. Y es que solo si me has acompañado en alguna de las presentaciones sabrás que el miedo casi gana la batalla en esta historia.

Cuando Carlos Cómitre, de la editorial Ley 57, me propuso escribir un manual de oratoria, mi primera reacción fue decir un rotundo ‘NO’. No porque no creyera en la importancia de la comunicación, sino porque no creía en mí. El síndrome del impostor me susurraba que no era suficiente, que nadie querría leer lo que yo tenía que decir, que incluso mis colegas de profesión se reirían de mí. Ese miedo me llevó a esconder el proceso de escritura incluso a las personas de mi entorno más cercano. Escribir se convirtió en un secreto, en una lucha silenciosa contra mis propias inseguridades. Aprovechaba cada pausa para comer, cada ratito de espera, cada momento previo a coger el sueño, con tal de que nadie me viera escribiendo.
Recuerdo las noches y las mañanas en las que me quedaba frente al ordenador, dudando de cada palabra. Había páginas que nacían con fluidez y otras que me costaban lágrimas. Borraba y reescribía sin parar. Pero en ese silencio, aprendí que escribir no es solo cuestión de técnica, sino un acto de fe: es creer en que lo que llevas dentro merece ser compartido, aunque tu ego se empeñe en decirte lo contrario.
Cuando el libro finalmente vio la luz, todo cambió. Lo que había nacido entre dudas se convirtió en un puente hacia otras personas. Además de recibir el apoyo incondicional de mi familia, descubrí que mis palabras sí interesaban, que podían inspirar y acompañar. Y lo más hermoso fue comprobar que, lejos de las burlas que temía, recibí toneladas de cariño y reconocimiento. Las presentaciones, las ferias del libro, los encuentros con lectores… cada momento ha sido un regalo que jamás olvidaré.
Un año de emociones
Este año ha estado lleno de instantes que siempre serán parte de mi vida. La emoción de ver mi libro en una librería, la magia de compartirlo en presentaciones, la alegría de firmar ejemplares y escuchar las impresiones de quienes lo han leído. Cada feria del libro ha sido una fiesta de palabras y encuentros, y espero que no sean las últimas. Porque cada sonrisa, cada conversación, cada mirada cómplice me ha recordado que la comunicación es mucho más que hablar: es conectar.
Hoy sé que nuestras limitaciones no son reales, que solo existen en nuestra mente. Durante mucho tiempo me creí incapaz de culminar un proyecto así, y casi dejo pasar una oportunidad que me ha cambiado la vida. Ahora tengo claro que hay que atreverse, que la intuición debe ser más fuerte que nuestro ego. Porque el ego es experto en paralizarnos con miedos y dudas, mientras que la intuición nos empuja hacia lo que realmente importa.
Cumplir un año como autora es celebrar la valentía de haber dicho “sí” cuando todo en mí quería decir “no”. Es agradecer a quienes me han acompañado, a quienes han leído mis palabras y me han hecho sentir que este proyecto tiene sentido. Es reconocer que, aunque el camino estuvo lleno de miedos, la recompensa ha sido infinitamente mayor.
Miro hacia adelante con ilusión. Sé que este libro es solo el comienzo, que aún quedan muchas páginas por escribir y muchas experiencias por vivir. Y sobre todo, sé que cada paso que doy en este camino es un recordatorio de que la voz que llevamos dentro merece ser escuchada. Ojalá estas palabras sean el impulso que estabas esperando para dar vida a ese sueño que late en tu mente y en tu corazón.
Créeme: cada paso hacia él merece la pena.
